lunes, 10 de marzo de 2014

Pedaleando por las vías pecuarias entre encinas centenarias; columna de opinión en SalamancaRTV.com

Siempre hemos hablado de la funcionalidad de las bicicletas en la ciudad. Su condición de vehículo saludable para los humanos y su entorno, las ha convertido en diana de las miradas más variadas. Ecologistas, responsables políticos y vecinos en general la consideran una atinada elección al movimiento por el medio urbano. Pero no hemos reparado en su dimensión en el medio rural y, por proximidad, en el natural.

Si no ha tenido la experiencia de cruzar una dehesa a golpe de pedal, debe probarlo. Es una visión diferente. Las encinas pasan con cierta celeridad a tu lado, pero sin la prisa con la que nos arrastra un automóvil. Dispones de tiempo para disfrutarlas con detalle y siempre existe la elección de la parada inmediata. Un recorrido cercano a la capital y de sencillo tránsito es el cordel de merinas que une San Pelayo de Guareña con Ledesma. Una veintena de kilómetros por el llamado Cordel de las Negras, donde el encinar se combina con la rivera de Cañedo emergiendo un paisaje de identidad salmantina. Por cierto, en el comienzo del camino, junto a la iglesia de San Pelayo pueden impresionarse con el moral más longevo de España. Unos siglos atrapados en madera viva y bella.



Una de las posibilidades más acertadas para recorrer nuestros ecosistemas consiste en adentrarse en esa maraña de caminos que suponen las vías pecuarias. Cientos de kilómetros a disposición del visitante atravesando los escenarios más privilegiados de la provincia. Bien comunicados con las poblaciones más cercanas y con pocas dificultades en su trazado, estos amplios senderos son el caudal adecuado para cualquier persona que se suba al biciclo. Las vías, ya sean cañadas, cordeles o veredas se esparcen por la provincia abriéndonos puertas a robledales, arroyos, estepas o sierras. Puede pedir información al respecto en las bibliotecas de la ciudad o provincia, en las dependencias de la Diputación o preguntar a la Asociación de Amigos de la Bici que se reúnen en el Espacio Joven.

Aunque no hay que descartar las numerosas pistas forestales y de concentración parcelaria que están a las puertas de cualquier población. Si bien los parajes arbolados siempre nos encandilan, en ocasiones hay que dejar atrás ese costumbrismo que nos lleva a los mismos lugares y volcarse con otros espacios. Los campos de cereal son una nueva vivencia; sus sonidos y sus olores suelen ser ajenos a nosotros. Sus tierras son las que más cambian a lo largo del año, presentando mudas de color semana a semana.

Así que anímense a desoxidar sus bicicletas, las de sus hijos o las de sus amigos, y salgan a coger unas cuantas agujetas.

Sigue las opiniones de Raúl de Tapia en su espacio "Desde la linde", todos los lunes en Salamanca RTV.

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