lunes, 17 de febrero de 2014

¿No le extraña este clima extraño? columna de opinión el SalamancaRTV.com


Perdón por la redundancia, pero es la pregunta que me ronda en las neuronas estos días. Para ponernos todos en situación, echen un vistazo los periódicos o telediarios y vean cómo anda la meteorología por el mundo. Los nortemericanos enharinados en nieve, los ingleses con el Támesis en sus casas y los españoles en un continuo ventisquero. Parece un chiste internacional, lástima que no nos haga gracia a ninguno.



Lo peor de este escenario es su repetición en los últimos años, el aumento de la intensidad y frecuencia de situación extremas en vientos, tornados, temporales, sequías, lluvias, nieves o fríos, dependiendo de la latitud y longitud del globo terráqueo. He utilizado, quizá indebidamente, la palabra clima en el título, cuando este concepto refleja en sentido estricto los datos meteorológicos recogidos por un periodo de 30 años, que permiten obtener un patrón. Mas la cuestión es que desde los años 90 llevamos acumulando estas distorsiones, por lo que en 5 ó 10 años tendremos unas pautas meteorológicas distintas a las de hace 60 años y ya será válida este licencia semántica.

Este hecho que comento lo certifican los abuelos y abuelas octogenarios con los que uno gusta de pegar la hebra en plazas y campos. Como la mayoría han vivido de la tierra tienen sus referentes históricos para opinar. Unos y otras se sorprenden de que ahora se comience la sementera de 15 a 20 días más tarde que hace unos años, que se adelante las siegas o que den fruto algunos árboles de manera irregular, sin orden ni concierto. Uno, que pasa mucho tiempo en el campo, también comparte estas observaciones. El pasado diciembre, sin ir más lejos, he podido ver las zarzas con sus moras en una segunda fructificación, algunas jaras por la mismas fechas con sus botones blanquecinos o los almendros murcianos sin tirar la hoja.



La última reseña me la había glosado con detalle un colmenero salmantino, Enrique Canete, quien dejó de llevar sus abejas a dichas geografías por el desastre económico que le estaba ocasionando la distorsión. Los almendros, al no tirar la hoja en noviembre y aguantarla hasta enero, “se lían en febrero” y en este mes sueltan el follaje que inmediatamente les vuelve a salir. Esta alteración lleva a que en dicho mes, en el que han de florecer, unos lo hacen y otros no, lo que para las colmenas es un despropósito pues no disponen de los recursos de polen y néctar para desarrollar su trabajo. El colmenero pierde la producción y el murciano sus almendras. Como diría José Sazatoril en la película Amanece que no es poco: “Esto es un sin Dios”.

Lo mismo pensaría Gustavo Adolfo Bécquer, al ver a sus golondrinas volver 30 días antes que hace una década. Por su parte Miró dispondría de más tiempo para pintar su obra La Masía, pues hasta noviembre están los huertos activos cuando hace unos años en octubre ya se había perdido tomates y pimientos por las heladas.



Si se dan cuenta, no he culpado a nadie durante esta reflexiones, no he hablado de cambio climático, ni le he animado a volver a las cavernas para evitar los desastres ecológicos fruto de la sociedad de consumo. Sólo he aportado datos que se pueden cruzar perfectamente con las anotaciones científicas de meteorólogos, ornitólogos, fisiólogos o de los integrantes del IPCC (Panel Intergobernamental sobre el Cambio Clmático). Tan sólo quiero invitarles a observar lo que está ocurriendo, pensar y meditar lo visto, contrastarlo con lo que opinan los científicos (que son los que saben) y sacar sus propias conclusiones. Es un bueno ejercitar la práctica de la opinión propia…


Sigue las opiniones de Raúl de Tapia en su espacio "Desde la linde", todos los lunes en Salamanca RTV.

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