lunes, 10 de febrero de 2014

¿Otra agricultura es posible?, columna de opinion en www.salamanca rtv.com


La mayor revolución que ha acontecido en la historia de la humanidad seguramente ha sido la neolítica. El cambio de una sociedad recolectora y cazadora a otra agrícola y ganadera supuso un salto de irreversibles consecuencias. Más allá de la disponibilidad de alimento, hecho clave en la mejora de las condiciones de vida de aquellos ancestros, se modificaron otras realidades: los grupos humanos se vuelven más sedentarios perdiendo itinerancia a la vez que se produce la aparición de la propiedad privada. Este último aspecto daría lugar a serios conflictos, pues habría humanos cortoplacistas que decidirían consumir todas las semillas y no reservar para volver a plantar, los cuales chocarían con aquellos que presentaran una visión a medio plazo optando por guardar una parte para la sementera siguiente. De igual modo el suelo empezaría a tener dueño. Tras miles de años utilizando de manera indiferenciada la tierra, aun cuando existieran territorios asociados a clanes, dentro de estos comenzaría un reparto de sus usos, diferenciándose nuevas responsabilidades y funciones dentro del poblado. Conflictos sociales de nuevo.



Si avanzamos en el tiempo y nos plantamos en los siglos XV y XVI hallamos una humanidad de agricultura evolucionada y territorialmente comunicada. Las expediciones y encuentros con otras culturas facilitan el intercambio de frutas y hortalizas, siendo clave la llegada a España y resto de Europa de los productos americanos. Uno no puede imaginar una gastronomía española sin patatas, pimientos y tomates, todos venidos de ultramar. ¿Qué sería de los pistos, los gazpachos, o los guisos de patatas antes de estos siglos? ¿Cuáles serían las especialidades gastronómicas antes de los viajes de Colón? Busquen en los bodegones pintados en épocas precolombinas si quieren encontrar respuestas…



Pues en estas reflexiones he andado durante un viaje reciente por la huerta murciana, viendo hectáreas de perejil, brócoli o alcachofas. Fruto de este deambular por el terruño he terminado mentalmente en una nueva parada dentro la historia de la agricultura, la llamada Revolución Verde. Esa revolución dio lugar a la agricultura industrial, con la entrada de abonos químicos de síntesis, herbicidas, insecticidas y fungicidas. La tecnología al servicio de la alimentación que venía a solucionar el hambre en el mundo y a dar un respiro al agricultor. Piensen si se han cumplido estos objetivos y en las consecuencias ambientales y de salud que han venido asociadas.


Un largo viaje de nuestra especie que le ha llevado a tratar el campo como si de una fábrica se tratara. Extensiones hasta el horizonte de invernaderos que sacan lechugas fuera de temporada creciendo en un medio artificial, sin necesidad de suelo. Producciones de hortalizazas sobre las que llueven mixturas de fitoquímicos aparentemente inocuos. Por más que exista una legislación y unos controles exhaustivos, no puedo creerme que tanta intensificación e industrialización sea saludable.


Hemos pasado de una agricultura que alimentaba al suelo, que lo nutría y fertilizaba para que se mantuviera vivo cosecha tras cosecha, a explotaciones que no necesitan ni el suelo y alimentan directamente a la planta. Si desde hace años creo en la agricultura ecológica como manera de alimentarnos de manera sana y preventiva, estos días entre “cultivos a presión” me reafirman en esta decisión. Reconozco que esta agricultura tiene un mayor coste económico y que no son tiempos de vacas gordas. Pero ese gasto a mayores es una inversión en salud y una apuesta por el empleo rural.Tanto en la huerta murciana como en los invernaderos de Almería se está pasando al cultivo en ecológico. Quedan por resolver otros problemas, como la sobre utilización de plásticos de difícil reciclado que generan ingentes cantidades de residuos.



La mejor decisión de cara a orientar la agricultura en otra dirección la tiene el consumidor, cuando se acerca a la frutería o al supermercado y consume unos u otros productos. Con lo que usted decide si otra agricultura es posible. ¡Salud!


Sigue las opiniones de Raúl de Tapia en su espacio "Desde la linde", todos los lunes en Salamanca RTV.

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