viernes, 6 de julio de 2012

Señalizando el Cordel de las Negras entre encinas y abubillas

La jornada del jueves, posiblemente la de mayor carga de trabajo, estuvo dedicada por completo a la señalización de la ruta que pasa por el Cordel de las Negras, una vía pecuaria que une San Pelayo de Guareña con Ledesma.

Con una cuidada logística para repartir a los distintos equipos de trabajo hasta los puntos estratégicos de trabajo, los primeros voluntarios "desembarcan" en San Pelayo para adecentar la señal de la Ruta Catedrales Vivas de este municipio. Por tandas los participantes se admiran con el el impresionante porte  moral y la pétrea  belleza de la ermita.


Mantenimiento de la señal de la ruta Catedrales Vivas, en el moral de San Pelayo de Guareña.


 Tras escardar el brocal que sujeta las ramas del anciano árbol, se le colocaron unas cajas nido, para que sus futuros habitantes libren al moral de posibles plagas de insectos. Al fin y al cabo, las aves son los mejores insecticidas...y llenan el paisaje de color y sonido.

El moral de San Pelayo de Guareña, posiblemente el mayor de España, con las cajas nidos que colocaron los voluntarios para prevenir plagas de insectos.



En una jornada en la que la climatología ayudó mucho, los distintos equipos de trabajo se trasladan por pistas de concentración y caminos de servicio hacia el cordel, que trascurre paralelo a la Ribera de Cañedo.

Voluntarios pintando una señal de "camino equivocado" en una de las bifurcaciones de la ruta

Tras las nociones de orientación y señalítica del primer día, todos ellos desarrollaron una labor magnífica, superando con creces las expectativas, señalizando los 11,5 Km que separan las dos localidades, bajo la atenta mirada de abejarucos, abubillas, águilas calzadas... y encinas centenarias que salpican las dehesas de la ribera. 

Traslados en furgonetas, muchas risas, buena música y largas conversaciones fueron los ingredientes de una jornada muy intensa. Incluso una liebre y un zorro, despistada la primera, curioso el segundo, formaron parte del público espontáneo de esta emocionante jornada de trabajo. El equipo de monitores, formado por Raúl, Víctor, Julia y Omar también disfrutaron de lo lindo con unos voluntarios entregados.

Los voluntarios disfrutaron como "enanos" durante la señalización. Una experiencia inolvidable según ellos.

Con la satisfacción de un haber realizado una gran labor, los voluntarios se emocionan sabiendo que su esfuerzo recompensará con muchas tardes de paseo a vecinos y visitantes, que podrán conocer por el camino, la quesería ecológica de Hacienda Zorita, a los pies de la Cañada.


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